giovedì 7 aprile 2011

SOFÍA





Sofía podría ser un personaje literario, o en estos tiempos de postmodernidad, un personaje virtual. O quizás ninguna de las dos cosas.
Había pensado traer a este blog, un viejo texto que en papel amarillo encontré no hace mucho. La cosa se aplazo la semana pasada. Pero hoy lo subo a la red. Habla de la amistad. Y quiere ser en mi pequeño actuar, un agradecimiento a todos vosotros y vosotras.

Sofía escribió, escuchando la música de Mario en el ambiente:
“Me gustaría deciros, tantas y tantas cosas. Niebla, revolución, lluvia. O quizás no, simplemente estar junto a vosotros, y guardar silencio, como los desaparecidos. Sentir que estáis ahí, cerca.

Cuando nos vemos, siempre hay gentío. Sordos, en verjas. Todos quieren contarme cosas. La situación me desborda. Suenan muchos timbres de puertas.

Quisiera que nosotros tuviéramos una especie de código secreto, que no se pudiera cifrar por el resto. Sin certezas.

Quizás solo para decirnos, estoy aquí. Soy pájaro, soy luz, soy sombra. Se os echa mucho de menos. Sobrevivientes. No quiero vuestra ausencia.

Echo de menos la sonrisa abierta, fresca, ruidosa de ella. La ventana, la nube, la siembra. Echo de menos la sonrisa mas silenciosa, en ocasiones socarrona, en ocasiones sincera de él. El sur, la brújula, la bandera.

Ya no las siento cuando llego. Desaparecen vuestras últimas palabras. Aunque todavía tengo la suerte, de que no se han borrado de mi memoria. Son sangre, son rostro, son vida.

Pero tengo miedo. El tiempo es un bálsamo que alivia heridas, que ayuda a cicatrizar los jarrones de la vida. Pero es traicionero, es pirata, es ausencia. Borra rostros, miradas, sonrisas. Quema, arde, quebranta recuerdos. Muchas veces se torna enemigo de la memoria. Esa que odiamos a ratos, y que a ratos amamos.

Yo querría una pócima secreta, a trocitos, para poder probarla con vosotros, para que el tiempo no pasara. ¿Os gustaría beber conmigo?. Os invito. No me dejéis. Sé que no podéis estar aquí. Sois manos, sois piernas, sois cuerpo.

Pido que vuestro recuerdo no me juegue esa mala pasada, os quiero conmigo, siempre, aunque todo cambie. En algún sitio, en el rio grande.

Os quiero risueños.

Tú quitándote el pelo de la cara. Tú, con el cejo fruncido buscando una explicación.

Tú, con el aire de la prisa resoplando, diez minutos tarde, aún con la cara de sueño. Tú moviéndote por el camino, con calma, tranquilo”.

Un abrazo amigos y amigas.