martedì 16 giugno 2009

El 32 de los Lakers.


Me aficione al baloncesto viendo jugar a mi primo “Manolito”, como lo llamaba la tía Maruja, a pesar de que sus pelos largos, su barba y sus dos metros y sus ciento y pico kilos, no invitaban mucho a que la gente lo llamase así. Algunos tendréis de él una imagen lejana, porque nos dejo a los 31 años, hace ya tiempo. Otros muchos no lo conocisteis.
Fue quien me inicio en ese deporte que practicaba los veranos en el chalet de mis tíos, en Villaviciosa de Odón, y luego en la cochera de mi casa, porque no había muchas canchas en el pueblo.
Canasta tras canasta, solo o en compañía de mis grandes amigos de la infancia, fui siendo un gran seguidor del basket, aunque al final termine practicando de una manera más seria el balonmano.
También con él, con mi primo, me aficione a las retrasmisiones de la NBA, allá por los años ochenta, de la mano y la voz de Ramón Trecet, en la 2 de televisión española.
Yo era todavía pequeño y no entendía muchas de las cosas que veía y oía, pero me encantaba ver jugar a un señor negro con una camiseta amarilla que para mí era un mago con el balón. Magic Johnson, el 32 de los Lakers.
Trasnochaba para verlo jugar en los partidos finales de la NBA, aunque luego pasara sueño en el colegio, y gracias a eso todavía hoy puedo recordar imágenes de esas finales y los nombres de los jugadores de los Lakers de esos años. Jugadores como Kareem Abdul Jabbar, Tony Campbell, Michael Cooper, A.C. Green, Byron Scott, Mychal Thompson o James Worthy, siguen estando en mi imaginario infantil. Siempre fui de los Lakers y lloré la salida del baloncesto de Magic Johnson como el niño que dejaba de ser.
Hoy, un español ha ganado el anillo de campeón de la NBA con mi equipo, pero las sensaciones han sido encontradas. Felicidad recordando mi infancia y tristeza, por que las personas que en aquellos años eran parte esencial de mi vida y hoy ya no están conmigo.
Suerte a Pau, y salud a aquellos que quiero.