lunedì 18 maggio 2009

Costernados, rabiosos. Adiós al hombre de la paz.



No soy un lector asiduo de poesía, pero de vez en cuando busco alguna para hacer más llevaderos los días. Y también acostumbro a utilizarlas para complementar escritos y para hacer más agradables las ceremonias de matrimonio civil, que en ocasiones practico, a petición de amigos y conocidos por mi condición de concejal en el Ayuntamiento de mi pueblo.
Suelen ser poesías de autores españoles y latinoamericanos, da marcado carácter de izquierdas. Por ello hoy escribo este post. Para despedir, desde mi humilde vivencia, a un gran poeta.
Benedetti se ha marchado, y con él un poeta romántico, solidario, comprometido, irónico, que abrazaba la utopía. Como me es costumbre, a la muerte de una persona querida, rezare un Padre Nuestro, a la más pura tradición cristiana. Será aquel que él mismo escribió, un Padrenuestro Latinoamericano, de su tierra y de su vida.
Padre nuestro que estás en los cielos /con las golondrinas y los misiles /quiero que vuelvas antes de que olvides /cómo se llega al sur de Río Grande /Padre nuestro que estás en el exilio /casi nunca te acuerdas de los míos /de todos modos dondequiera que estés/santificado sea tu nombre /no quienes santifican en tu nombre /cerrando un ojo para no ver las uñas /sucias de la miseria /en agosto de mil novecientos sesenta /ya no sirve pedirte /venga a nos él tu reino /porque tu reino también está aquí abajo /metido en los rencores y en el miedo /en las vacilaciones y en la mugre /en la desilusión y en la modorra /en esta ansia de verte pese a todo /cuando hablaste del rico /la aguja y el camello /y te votamos todos /por unanimidad para la Gloria /también alzó su mano el indio silencioso /que te respetaba pero se resistía /a pensar hágase tu voluntad /sin embargo una vez cada tanto /tu voluntad se mezcla con la mía /la domina /la enciende /la duplica /más arduo es conocer cuál es mi voluntad /cuándo creo de veras lo que digo creer /así en tu omniprescencia como en mi soledad /así en la tierra como en el cielo /siempre /estaré más seguro de la tierra que piso /que del cielo intratable que me ignora /pero quién sabe /no voy a decidir /que tu poder se haga o se deshaga /tu voluntad igual se está haciendo en el viento /en el Ande de nieve /en el pájaro que fecunda a la pájara /en los cancilleres que murmullan yes sir /en cada mano que se convierte en puño /claro no estoy seguro si me gusta el estilo /que tu voluntad elige para hacerse /lo digo con irreverencia y gratitud /dos emblemas que pronto serán la misma cosa. /lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro /de cada día y de cada pedacito de día /ayer nos lo quitaste /dánosle hoy /o al menos el derecho de darnos nuestro pan /no sólo el que era símbolo de algo /sino el de miga y cáscara /el pan nuestro /ya que nos queda pocas esperanzas y deudas /perdónanos si puedes nuestras deudas /pero no nos perdones la esperanza /no nos perdones nunca nuestros créditos /a más tardar mañana /saldremos a cobrar a los fallutos /tangibles y sonrientes forajidos /a los que tienen garras para el arpa /y un panamericano temblor con que se enjugan /la última escupida que cuelga de su rostro /poco importa que nuestros acreedores perdonen /así como nosotros /una vez /por error /perdonamos a nuestros deudores /todavía /nos deben como un siglo /de insomnios y garrote /como tres mil kilómetros de injurias /como veinte medallas a Somoza /como una sola Guatemala muerta /no nos dejes caer en la tentación /de olvidar o vender este pasado /o arrendar una sola hectárea de su olvido/ahora que es la hora de saber quiénes somos /y han de cruzar el río /el dólar y su amor contrarrembolso /arráncanos del alma el último mendigo /y líbranos de todo mal de conciencia /amén.